Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

BODEGA SINGULAR COMO LO ES… PAGO DE VALLEGARCÍA

Share

Bien pudiera ser un capricho, y en cierto modo lo es, aunque los hombres de negocios saben convertir los caprichos en negocio, además con gusto, por la estética y por el resultado de sus vinos. Una bodega moderna, de líneas rectas y claro concepto funcional al que le veo un fallo… que no está abierta al enoturismo, por lo que es complicado disfrutar no solo de la bodega, si no del entorno que es lo realmente interesante.

Bodega y Viñedos
Bodega y Viñedos

Enclavada en un entorno privilegiado, entre los Montes de Toledo y el Parque Nacional de Cabañeros, lo que es lo mismo que decir, entre las provincias de Toledo y Ciudad Real. Rodeado de uno de los mejores si no el mejor bosque mediterráneo conservado y a unos 900 metros de altitud con respecto al mar. En unos terrenos que estuvieron prácticamente abandonados y en manos de la iglesia hasta el siglo XIX, que tras la desamortización de Madoz pasaron a manos privadas, faltando aún así, casi un siglo para que se reconociera el valor natural y cinegético de este territorio. Todavía recuerdo perfectamente cómo a mediados de los 80 se quiso convertir lo que hoy es el parque nacional de Cabañeros en campo de tiro militar y que no se consiguió gracias a la insistencia y persistencia de los vecinos y organizaciones ecologistas. Gracias a ellos hoy en ésta zona las granadas siguen siendo una fruta y las bombas son las del trasiego de excelentes vinos.

La apuesta, arriesgada en parte (a pocos kilómetros está enclavada una de las bodegas que revolucionó los vinos de Castilla La Mancha, Dehesa del Carrizal, bodega de la que hablaré en otro momento) se ha convertido en realidad.

Bodega
Bodega

La inversión era relativa para éste hombre de negocios exitosos y empresario de renombre en España. La finca de su propiedad en la que se enclava la bodega consta de unas 1.500 hectáreas, suficiente para elegir el mejor suelo donde plantar las 31 hectáreas de viñedo con que cuenta. Viñedo, terruño y clima que tuvieron que demostrar su valía para la excelencia, solo así se inició la segunda fase del proyecto actual, y mayor inversión que consistía en construir la bodega. Mientras tanto, los primeros años elaboraron en la vecina Dehesa del Carrizal, hasta hace proco propiedad de otro empresario de renombre, D. Marcial Gómez Sequeira y hoy propiedad de la familia Villar Mir.

Si buscas la excelencia, no hay más opción que la de ponerse en manos de los mejores especialista y como lo más importante de una bodega es el viñedo, contrata al profesor Richard Smart, Australiano y una eminencia, probablemente el que más sepa de viticultura actualmente, a quien se le encarga diseñar el viñedo junto a Adolfo Hornos, actual director técnico de la bodega.

Estudios edafológicos y climáticos por medio, junto con algo de intuición, determinan las variedades a plantar, los clones seleccionados de acuerdo al tipo de suelo y lo más importante, de acuerdo al mercado de vino de alta expresión: 8 hectáreas de merlot, 7 de cabernet sauvignon, 6 de syrah, 5 de viognier, 3 de cabernet franc y 2 de petit verdot. Todas ellas francesas y conocidas, salvo la viognier, que en España, Pago de Vallegarcía la convirtió el primer monovarietal comercializado, con muy buena aceptación y valoración por la crítica, incluido Robert Parker, aunque lo más importante siempre, es la buena acogida de los consumidores, los que compran, los que pagan por el vino, en definitiva, los que mantienen las bodegas y los negocios abiertos.

La mañana comienza con mucha niebla, lo que supone algo de incertidumbre mientras que viajo a la bodega que se encuentra ubicada en Retuerta del Bullaque, cerca del P.N. de Cabañeros y lejos de todo, bueno cuando te quieres escapar del día a día y el estrés. Cuando has visto muchas bodegas, lo que más te gusta ver  y agradeces son los exteriores, la viña y la tierra. Por suerte, cuando llego las vistas te permiten disfrutar del paisaje. Ha quedado un día soleado salpicado por nubes altas. Los Montes de Toledo al fondo, dominan el horizonte en una postal digna de recordar, y que no parecen para nada de Castilla La mancha donde abundan las llanuras.

El equipo tecnico de Vallegarcía, en plena cata
El equipo tecnico de Vallegarcía, en plena cata

Encuentro al equipo técnico en plena sesión de cata, tantas copas como depósitos para cada catador, que paladar por medio marcan e identifican lo que serán los próximos vinos de la bodega, nuevas añadas con las que sorprender y contentar a sus fieles. Terminada la sesión, comienza la visita de la mano de su director técnico, Adolfo Hornos y la Enóloga Teresa Delgado. Lo primero que vemos, como es normal, es el origen del fruto. Impresionantes vistas del viñedo sumadas a una exposición por parte de Adolfo que se convierte en una master class de viticultura. Historia de la comarca, composición de los suelos, selección de las variedades, clones, conducción del viñedo… realmente instructivo. Cuando aprendes algo, es necesario agradecerlo, aprovechando estas líneas para hacerlo. Posteriormente, una vez que suponemos ha madurado el fruto, hacemos su seguimiento desde la zona de entrada de uva, pasando a la bodega, la zona de elaboración es interesante, aunque ya no sorprende tanto, lo que no deja de ser normal cuando has visto tantas bodegas, sin por ello pretender quitarle mérito al diseño de la bodega, que vuelvo a decir, funcional.

De ahí a la zona de crianza, tanto barricas como botelleros, embotelladora y almacén, y entre medias una sala, no muy habitual en otras bodegas. La zona de guarda de distintas añadas para seguimiento de la evolución de los vinos, catas verticales etc… y si sobra algo de espacio, parte de bodega privada del propietario, apasionado y degustador de grandes vinos.

Adolfo Hornos y Teresa Delgado
Adolfo Hornos y Teresa Delgado

Termina la visita, vuelta a la bodega, sala de oficinas y zona noble donde está la imagen corporativa de la bodega, una figura tallada en madera de más de metro y medio de alto, el caballo que aparece en las etiquetas no es un diseño de papel si no algo físico que decoraba la casa del Sr. Cortina y que al convertirse en imagen de Pago de Vallegarcía, no tuvo más que cambiar la ubicación y presidir esa sala donde solo los privilegiados tienen oportunidad de degustar los vinos de esta bodega y en algunas ocasiones las viandas preparadas por los mejores chefs del país.

Vuelvo a hablar de los Montes de Toledo que cubren el fondo de la fotografía del espectacular viñedo, quedándome con la imagen que se enmarca en el espejo retrovisor del coche saliendo por la carretera que me hacía llegar a la bodega singular Pago de Vallegarcía.

La cata de HIPPERIA 2005

HIPPERIAPago de Vallegarcía

47% Merlot, 46% Cabernet Sauvignon, 5% Petit Verdot y 2% Cabernet Franc.

14.5%

CRIANZA: 21 meses roble francés

HIPPERIA 2005

Rojo picota intenso con reflejos purpura y ribete grana. Capa alta, muy cubierto con lagrima abundante que colorea la copa.

La nariz es compleja e interesante. Encontramos mezcla de todos los varietales sobre todo de los predominantes, aunque quedan destellos de las variedades minoritarias. En conjunto encontramos frutos silvestres acompañados de algo de fruta en licor, florales a lila y monte bajo (tomillo y romero) y fondo mineral. Madera de calidad perfectamente integrada que n se aprecia aunque se nota. Trazas de cacao y clorofila (bastante balsámico). Al fondo hay un recuerdo lácteo a nata.

En boca es un vino opulento y carnoso, aunque al mismo tiempo es sutil y delicado con un paso por boca sedoso. Entrada dulzona y trago muy largo. Tanino perfectamente pulido y agradable que nos llena la boca. Es muy balsámico, y acompañado por una acidez potente prolonga las sensaciones agradables en boca.

En retrogusto (y casi gusto) la sensación es tan intensa que parece seguir estando en boca. Vuelve a recordar la fruta y flores de la nariz. Es tremendamente largo y agradable.

Un vino para la comida que bien puede acompañar una sobremesa, hay que beberlo sin prisas disfrutando de cada trago.

Wine UP! mejor guía de vinos en españa 2023